Russian President Vladimir Putin (R) greets Finland's President Sauli Niinisto at the Kremlin, Moscow, on October 29, 2021. (Photo by MIKHAIL KLIMENTYEV / SPUTNIK / AFP)

El presidente ruso, Vladímir Putin, ha anunciado el despliegue de tropas y armamento pesado en la frontera con Finlandia, en respuesta directa al reciente ingreso de este país y Suecia en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

Durante una entrevista concedida a medios estatales rusos, Putin calificó la adhesión de Finlandia y Suecia a la OTAN como un «paso sin sentido» en términos de garantizar sus intereses nacionales, subrayando que esta expansión de la alianza político-militar en Europa del Este representa un «riesgo» para la seguridad de Rusia. «No teníamos tropas allí, ahora estarán allí. No había sistemas ofensivos allí, ahora aparecerán», sentenció el mandatario ruso, evidenciando un cambio significativo en la postura militar de Rusia en la región.

La decisión de Finlandia y Suecia de unirse a la OTAN ha sido interpretada por Moscú como una provocación directa, especialmente considerando que ambas naciones comparten extensas fronteras con Rusia. La relación entre Rusia y Finlandia, en particular, había sido descrita como «ideal» por Putin, destacando la neutralidad histórica de Finlandia como una ventaja para la reducción de tensiones en Europa.

Además de este despliegue militar, Putin no ha dudado en reiterar la capacidad y disposición de Rusia para emplear armas nucleares si considera que su soberanía está en peligro. Esta declaración subraya la grave escalada en la retórica del Kremlin y pone de manifiesto la creciente preocupación internacional sobre la estabilidad de la seguridad global.

La ampliación de la OTAN, con la inclusión de Finlandia y Suecia, ha sido percibida por Rusia como una amenaza directa a su seguridad nacional, llevando a Putin a justificar la invasión a Ucrania y a aumentar su postura militar en las fronteras occidentales. Este último movimiento hacia la militarización de la frontera con Finlandia no solo aumenta el riesgo de un conflicto armado en la región, sino que también plantea preguntas sobre el futuro de las relaciones internacionales y la seguridad europea.