Sheinbaum pide claridad a Biden sobre captura del ‘Mayo’; golpe al narco que repercute en Honduras
by Redacción Web |
Río de Janeiro, Brasil — La cumbre del G20 celebrada en Brasil, los días 18 y 19 de noviembre, no solo estuvo marcada por discusiones económicas y climáticas, sino también por uno de los temas más espinosos en la agenda bilateral entre México y Estados Unidos: la captura de Ismael “El Mayo” Zambada. Durante la reunión, la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum solicitó al presidente estadounidense, Joe Biden, información detallada sobre el operativo que llevó a la captura del líder del Cártel de Sinaloa, uno de los capos más influyentes y escurridizos del narcotráfico internacional.
La detención de Zambada, ocurrida en julio de 2024 en un aeródromo privado en El Paso, Texas, marcó un hito en la cooperación binacional contra el crimen organizado. Sin embargo, también ha desencadenado una de las olas de violencia más brutales en la historia reciente de México, con epicentro en Culiacán, Sinaloa.
Este evento ha expuesto las tensiones internas dentro del Cártel de Sinaloa, mientras las facciones lideradas por los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán —conocidos como «Los Chapitos»— y los seguidores de “El Mayo” luchan por el control de una de las redes de tráfico más lucrativas del mundo.
La captura de “El Mayo”: una operación rodeada de controversias
La detención de Zambada se realizó en condiciones inusuales. Según informes, Joaquín Guzmán López, hijo de “El Chapo”, habría engañado a Zambada bajo el pretexto de una reunión para resolver disputas internas sobre propiedades en Sinaloa.
Una vez en el lugar, Zambada fue emboscado, esposado y entregado a las autoridades estadounidenses. Este acto de traición ha generado divisiones profundas dentro del cártel y alimentado rumores sobre posibles acuerdos entre «Los Chapitos» y las autoridades de Estados Unidos para reducir la presión sobre sus operaciones.
Zambada, en una carta divulgada por su abogado, denunció que había sido secuestrado y traicionado, lo que ha sido interpretado por sus aliados como una afrenta directa de Guzmán López.
Este evento, lejos de estabilizar el panorama, ha fracturado al cártel y desatado una violenta lucha por el control de las rutas de tráfico y las plazas estratégicas.
La detención de “El Mayo” Zambada desató una ola de violencia en Culiacán y otras partes de Sinaloa. Desde septiembre, se han registrado más de 400 homicidios en el estado, con la mayoría de los incidentes vinculados a la lucha interna del cártel.
Escenarios de guerra urbana, con bloqueos de carreteras, enfrentamientos armados y asesinatos selectivos, se han vuelto comunes en la capital sinaloense.
El impacto psicológico en la población ha sido devastador. La ciudadanía enfrenta un estado constante de terror, y la capacidad del gobierno local para mantener el orden ha quedado seriamente cuestionada.
En un acto que refleja la crisis institucional, más de 99 policías de Culiacán renunciaron recientemente, negándose a someterse a controles de confianza en medio de la violencia creciente.
Pese a los esfuerzos del gobierno de Sheinbaum por desplegar fuerzas armadas y reforzar la seguridad en la región, el poder de fuego de las facciones rivales del Cártel de Sinaloa sigue siendo formidable.
Esto ha planteado serias dudas sobre la efectividad de las estrategias de militarización en la lucha contra el narcotráfico, especialmente cuando las dinámicas internas de los cárteles se reconfiguran en formas impredecibles.
El narcotráfico y la transición de poder en Estados Unidos
La captura de Zambada llega en un momento crítico para las relaciones entre México y Estados Unidos, justo cuando el presidente electo Donald Trump prepara su retorno a la Casa Blanca.
Trump ha prometido una política más agresiva contra el narcotráfico, que incluye medidas como designar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas y reforzar la presencia militar en la frontera.
Durante su primer mandato, Trump enfatizó una postura punitiva que priorizó la seguridad fronteriza por encima de la cooperación con México en temas más amplios de desarrollo y justicia social.
Su retorno genera incertidumbre sobre cómo se manejará la relación bilateral en un contexto en el que el narcotráfico ha evolucionado hacia una red cada vez más transnacional.
En este sentido, la solicitud de Sheinbaum a Biden en el G20 subraya la importancia de una cooperación más transparente y efectiva.
México busca respuestas sobre las condiciones de la captura de Zambada y garantías de que el operativo no haya sido parte de un acuerdo secreto que beneficie a facciones del Cártel de Sinaloa, lo que podría socavar los esfuerzos mexicanos por restaurar el orden en regiones devastadas por la violencia.
Repercusiones en Honduras: un eco de la violencia
El impacto de la captura de “El Mayo” Zambada y la subsecuente guerra interna del Cártel de Sinaloa no se limita a México. Honduras, un país clave en las rutas de tránsito de drogas hacia Estados Unidos, podría enfrentar consecuencias directas.
El Cártel de Sinaloa ha mantenido durante años alianzas con grupos locales, como «Los Cachiros» y, más recientemente, “Los Inestroza”, otra de las redes criminales que azotan el país, para garantizar el flujo de drogas a través de Centroamérica.
Con la fragmentación del cártel, es probable que surjan disputas por el control de estas rutas. Este escenario no solo aumentaría la violencia en Honduras, sino que también podría desestabilizar las ya frágiles instituciones encargadas de combatir el narcotráfico.
Además, facciones rivales de Sinaloa podrían buscar nuevas alianzas con grupos locales, lo que cambiaría el equilibrio de poder en el crimen organizado hondureño.
En un contexto más amplio, la intensificación de la violencia en Honduras complicaría aún más la crisis migratoria en la región.
A medida que la violencia y la inseguridad impulsan a más personas a abandonar sus hogares, las rutas hacia Estados Unidos podrían experimentar una presión adicional, lo que también tendría implicaciones para las políticas migratorias de la administración Trump.
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Un desafío transnacional
La captura de Ismael “El Mayo” Zambada simboliza un avance significativo en la lucha contra el narcotráfico, pero también destaca la complejidad de este fenómeno transnacional. Desde las calles de Culiacán hasta los corredores de poder en Washington y Tegucigalpa, las repercusiones de este evento resuenan en múltiples frentes.
Para México, el reto es doble: enfrentar la violencia interna desatada por la fragmentación del Cártel de Sinaloa y gestionar una relación bilateral que se avecina tensa con el nuevo gobierno de Trump.
Para Honduras, la prioridad será mitigar el impacto de esta reorganización del crimen organizado, fortaleciendo sus instituciones y reduciendo su vulnerabilidad ante el narcotráfico.
En este panorama, la cooperación internacional, basada en la transparencia y el respeto mutuo, será esencial para enfrentar los desafíos que plantea un problema que trasciende fronteras y amenaza la estabilidad de toda la región.
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