Shanghái
Palacio gubernamental de Ak Orda

En la reunión de este año de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), uno de los temas principales ha sido el fomento del comercio mutuo utilizando monedas locales entre los países miembros. La iniciativa busca evitar el uso de monedas intermediarias como el dólar estadounidense o el euro, lo que podría reducir costos y aumentar la competitividad de las economías participantes.

A más de cinco horas de viaje a través de las impresionantes estepas de Kazajistán se encuentra una de las minas de uranio más fascinantes del mundo. No hay ningún asentamiento humano en decenas de kilómetros a la redonda; solo se ven pájaros, el viento y muchas marmotas, como esta que se esconde en la hierba.

La extracción del uranio

Aquí, el uranio se extrae bombeando una solución especial en pozos de aproximadamente 100 metros de profundidad. En el fondo del pozo, la solución disuelve el uranio y lo lleva a la superficie para su posterior procesamiento.

En lo profundo de las estepas de Kazajistán, esta empresa está perforando tres pozos más. Una vez finalizados los trabajos de exploración, estos pozos ayudarán a aumentar la producción del tan necesario uranio.

La producción de uranio es una de las industrias exportadoras más importantes de Kazajistán, con sus mayores compradores en Europa Occidental, América del Norte y ahora China. Hasta ahora, no han comenzado a vender su uranio en monedas locales, por una razón muy sencilla.

Meirzhan Yussupov, director general de NAC Kazatomprom JSC, explica que aunque la empresa cotiza en la Bolsa de Valores de Londres y por ello sus transacciones se realizan en dólares, el banco nacional insta a considerar el comercio en monedas locales. «Hasta ahora, no hemos considerado esta opción debido a la comodidad de nuestros inversores con el dólar estadounidense,» admite Yussupov.

Sobre las monedas locales

Timur Suleimenov, presidente del Banco Nacional de Kazajistán, argumenta que operar en monedas nacionales es más beneficioso económicamente para el país. «Es un tema comercial, no queremos politizarlo. Usar monedas fuertes implica dobles conversiones y pérdidas financieras significativas,» comenta Suleimenov.

A pesar de las ventajas, Suleimenov reconoce los desafíos: «No es un trabajo fácil. Los países de la OCS tienen diferentes regímenes monetarios y leyes. Unificar el comercio en monedas locales es una tarea formidable.»

La cumbre que se desarrolló el 3 y 4 de julio en Astaná ha marcado un punto de inflexión para estos debates. Aunque los obstáculos son muchos, la expansión del formato de la OCS podría hacer aún más compleja la tarea, pero los expertos están convencidos de que los beneficios de tal cambio justificarían los esfuerzos.

Este enfoque hacia la autarquía financiera representa un paso audaz para la OCS, con el potencial de redefinir las dinámicas económicas regionales en un futuro cercano.