Salvador Nasralla: un fenómeno mediático en la política hondureña
Tegucigalpa. Durante más de cuarenta años, Salvador Nasralla ha sido una presencia constante en la vida pública hondureña. Desde los reflectores de la televisión hasta las contiendas electorales, su figura ha desafiado los límites entre el espectáculo y la política.
Salvador Alejandro César Nasralla Salum es una de las figuras más reconocidas y polémicas de la vida pública hondureña. Ingeniero civil industrial, empresario, comentarista deportivo y político, su presencia ha marcado tanto la televisión como las urnas durante las últimas cuatro décadas.
Su estilo frontal, su discurso anticorrupción y su habilidad mediática lo convirtieron en un protagonista permanente del debate nacional.

Hijo de inmigrantes palestinos y nacido en Tegucigalpa el 30 de enero de 1953, pasó su infancia en Trujillo, Colón, en el caribe hondureño, antes de establecerse definitivamente en la capital en 1964.
Estudió en el Instituto San Francisco, donde se graduó con el primer lugar de su promoción en 1970, y poco después viajó a Chile para estudiar Ingeniería Civil Industrial en la Pontificia Universidad Católica de Chile, donde también obtuvo una maestría en Administración de Empresas en 1976.
Su relación con los medios comenzó incluso antes de concluir sus estudios universitarios. Entre 1966 y 1969 trabajó en Emisoras Unidas, Uniradio y Radio Católica, lo que marcó su inicio como comunicador.

En televisión, su salto definitivo llegó en 1980, cuando fundó y empezó a dirigir 5 Deportivo, programa que hasta hoy sigue al aire y se mantiene como el espacio deportivo más longevo del país.
También conduce desde inicios de los 90 X-0 Da Dinero, concurso de entretenimiento que lo convirtió en uno de los rostros más populares y polémicos de la televisión hondureña.
Después de consolidarse como una figura televisiva de referencia, Salvador Nasralla decidió transformar su popularidad en un movimiento político. En 2012, fundó el Partido Anticorrupción (PAC), al que presentó como una alternativa frente al bipartidismo tradicional. La propuesta, centrada en la transparencia y el rechazo al clientelismo, rápidamente atrajo a miles de simpatizantes que veían en él una voz distinta.
El 24 de noviembre de 2013 compitió por primera vez en unas elecciones presidenciales, obteniendo 418,443 votos —equivalentes al 13.43 % del total— y situándose en tercer lugar detrás de Juan Orlando Hernández (Partido Nacional) y Xiomara Castro (Libre).
Aunque no logró la presidencia, el resultado fue inédito para un partido recién fundado y consolidó al PAC como fuerza emergente en el Congreso Nacional con 13 diputados.
Las tensiones internas comenzaron poco después. En 2016, una disputa por el control del partido entre Nasralla y el diputado Marlon Escoto derivó en su salida del PAC, luego de que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) reconociera a una facción adversa como la autoridad legítima.


Sin estructura propia, Nasralla buscó una nueva alianza política. Ese mismo año inició conversaciones con Manuel Zelaya Rosales, coordinador general del Partido Libertad y Refundación (Libre), y con el Partido Innovación y Unidad Social Demócrata (PINU-SD). De esa negociación surgió la Alianza de Oposición contra la Dictadura, un frente común contra la reelección de Juan Orlando Hernández, cuya candidatura había sido habilitada por un fallo judicial en 2015. Nasralla fue designado candidato presidencial de la coalición.
Durante las elecciones de noviembre de 2017, los resultados iniciales del 72 % de las actas escrutadas le daban una ventaja irreversible, pero una repentina caída del sistema informático del TSE cambió la tendencia. La posterior declaración de triunfo a favor de Hernández desató acusaciones de fraude, protestas nacionales y una violenta represión que dejó decenas de muertos.
El episodio fracturó la confianza ciudadana y marcó uno de los momentos más tensos de la historia reciente del país.
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En los años siguientes, Nasralla mantuvo su vínculo con Libre. En 2021, firmó una alianza electoral con Xiomara Castro, cediéndole la candidatura presidencial a cambio de ocupar la designación como primer designado presidencial.
Tras el triunfo de Castro en las elecciones del 28 de noviembre de 2021, asumió el cargo el 27 de enero de 2022, con lo que completó un recorrido político iniciado una década antes, desde la televisión hasta la cúpula del poder.
Durante buena parte de su vida fue considerado un soltero empedernido, pero en 2016 sorprendió al casarse con Iroshka Lindaly Elvir, exreina de belleza —Miss Honduras 2015—, quien había sido su asistente en Televicentro.

La pareja tuvo a su primera hija, Alicia Lindaly Victoria, en 2017, y tiempo después a Salvador Jr. Su paternidad tardía, asumida a los 64 años, marcó una nueva etapa personal en la vida del presentador, quien reconoció públicamente que la familia le dio estabilidad tras décadas de dedicación exclusiva al trabajo y la política.
Entre los escenarios y las urnas, Salvador Nasralla ha mantenido una figura tan mediática como polarizante. Su mezcla de fama televisiva, ambición política y discurso intransigente lo ha convertido en un personaje único en Honduras: un comunicador que construyó su poder en pantalla y lo llevó, con éxito parcial pero persistente, al corazón de la política nacional.