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Rusia anunció este lunes la captura de la ciudad minera de Kurájove, en el este de Ucrania, después de casi tres meses de intensos combates. Según Moscú, esta victoria estratégica permitirá a sus fuerzas avanzar con «un ritmo acelerado» en el resto de la región de Donetsk, uno de los principales objetivos en su campaña militar.

La toma de Kurájove se produce en un momento de intensificación de los combates en varias frentes del conflicto, que lleva ya casi tres años. En paralelo, Ucrania ha lanzado una nueva ofensiva en la región rusa de Kursk, donde, según fuentes ucranianas, han logrado controlar varios cientos de kilómetros cuadrados desde el inicio de sus ataques en agosto de 2024.

El comandante de las fuerzas terrestres ucranianas, Mijaílo Drapaty, declaró que las tropas ucranianas están «infligiendo pérdidas constantes» a las fuerzas rusas, aunque no proporcionó detalles adicionales sobre las operaciones en curso. Ambas partes se preparan para reforzar sus posiciones, conscientes de que el conflicto entra en una fase crítica, especialmente con la investidura de Donald Trump como presidente de Estados Unidos el 20 de enero, quien ha prometido negociar un alto el fuego entre Kiev y Moscú.

Por su parte, Rusia asegura que la toma de Kurájove, una ciudad con 22.000 habitantes antes de la guerra y clave en las defensas ucranianas en el suroeste de Donbás, les permitirá avanzar hacia otras áreas estratégicas de la región, incluido el control de importantes recursos naturales como los yacimientos de litio. La ciudad también se encuentra cerca de un embalse y una planta de energía eléctrica, ambos dañados durante los combates.

Aunque Ucrania no ha confirmado oficialmente la pérdida de la ciudad, el Estado Mayor ucraniano informó de que sus fuerzas siguen realizando operaciones «de asalto en la zona urbana» de Kurájove y anunciaron que han repelido 27 ataques rusos en el sector. Sin embargo, un mapa de los combates elaborado por el blog militar DeepState muestra toda la ciudad bajo control de las tropas rusas.