Tegucigalpa, Honduras. ¡Feliz Navidad les desea Luis Redondo!

De los creadores de “no somos iguales” llega “el festín con fondos sociales” y su tradicional clientelismo político-electoral. Diputados que no legislan, pero que en un segundo hacen mayoría absoluta cuando de gestionar fondos públicos se trata.

Figuran en las entregas de canastas, kits escolares, alimentos y: redoble de tambores o, mejor, de bombos: gift cards.

Pero no con su sueldo, claro está. Con certificados navideños, el presidente del Congreso Nacional decidió celebrar las fiestas decembrinas… con dinero de todos los hondureños.

Las gift cards, canjeables en Banasupro, fueron repartidas a más de cuatro mil personas a nombre de Redondo. Algunas por mil y otras por setecientos lempiras. No se puede decir que no hubo variedad. Y como todo político con aspiraciones reelectoreras, Redondo mandó a personalizar las tarjetitas: logo del Congreso y su firma (es todo un experto en marketing). ¡Ah! y no faltó una advertencia institucional: “El presente certificado no es transferible”. No vaya a ser que alguien más se quede con la foto en redes sociales.

La dupla goleadora que saluda con dinero ajeno

Redondo no juega solo y por supuesto que presta el balón y el bombo. En este torneo del populismo con fondos públicos, lo acompañó (mientras pudo) su lateral izquierdo: Carlos “Carlón” Zelaya. La misma fórmula: autorizaciones de fondos sociales, entregas masivas de “ayudas” y propaganda gratuita bajo el disfraz de asistencia.

Ambos aparecen como firma autorizada en los documentos revelados esta semana por ICN Investiga en el caso Congreso Nacional/Sedesol, al que ya le están dando seguimiento las autoridades, siguiendo instrucciones de la presidente Xiomara Castro, luego de la denuncia de este medio de comunicación.

Con estas prácticas ya no se distingue cuál es el verdadero enfoque de los diputados, si legislar o hacer campaña patrocinada con fondos públicos. Probablemente lo segundo (al menos el primero, pues el goleador zurdo tuvo que apartarse del servicio público).

Pero como en toda buena jugada política, otros diputados se sumaron a la estrategia de “saludar con el dinero ajeno”.

El vicepresidente del Congreso, Hugo Noé Pino, requirió alrededor de mil certificados, con un valor total de 1.1 millones de lempiras. Porque regalar es rentable, especialmente cuando no sale de tu bolsillo.

Así, mientras los ciudadanos esperan leyes, reformas o por lo menos una sesión que no termine en escándalo, muchos diputados han dedicado su tiempo a una labor más lucrativa y efectiva para conservar el curul: gestionar ayuda social en fechas clave como Navidad, el Día de la Madre o el Día del Niño. Repartir canastas, piñatas, dulces, kits escolares, bonos, abrazos, selfies… todo con fondos que no les pertenecen, pero que utilizan como si fueran suyos.

Regalan al pueblo con el dinero del pueblo, para que el pueblo premie con su voto.

Una ecuación perfecta de clientelismo reciclado que, por cierto, ya les dio frutos: los congresistas que más fondos gestionaron obtuvieron los primeros lugares en las primarias de marzo de 2025, como también lo dio a conocer ICN. ¡Qué coincidencia!

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Banasupro y Sedesol: la gallina de los huevos de oro

Esta estrategia ya la vimos. Se llamaba Vida Mejor en la administración pasada.

Instituciones como Banasupro y Sedesol, bajo el noble paraguas de lo “social”, terminan siendo plataformas de campaña permanente, en donde -al final- todos salen mojados.

Y es que la política es de los negocios más lucrativos. Así lo confesó el propio secretario de Planificación Estratégica, Ricardo Salgado, en una reciente entrevista a ICN News, al afirmar con pesar que la política es una inversión. En efecto. Pero no para la gente.

A cinco meses de las elecciones generales y seis de las fiestas decembrinas 2025, la pregunta es si habrá tarjetas navideñas este fin de año. Todo dependerá de los resultados de noviembre. Si se aseguran otros cuatro años, quizá veamos bonos personalizados para cada temporada: Feliz Semana Santa, Feliz Día del Árbol, Feliz Día de la Baleada, Feliz Trancazo al Pueblo… Y así sucesivamente, porque en Honduras el clientelismo nunca descansa, solo cambia de color… y de logo, ¿verdad, Redondo?

Pero “no somos iguales”, dirán.

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