Venezuela. La salida clandestina de la líder opositora María Corina Machado de Venezuela rumbo Noruega para recibir el Premio Nobel de la Paz parece un guion de película de espionaje con precisión milimétrica para sortear la seguridad del régimen de Nicolás Maduro.

La misión, que se denominó operación Dinamita Dorada y estuvo a cargo de Grey Bull Rescue, un veterano de guerra estadounidense Bryan Stern, incluyó ponerle una peluca a Machado, eludir retenes militares por tierra y hacer una travesía por mar.

Algunas misiones impactan más fuerte que otras, y esta me impactó profundamente. Rescatar a María Corina Machado de Venezuela fue una de las operaciones más complejas y de mayor riesgo en las que he participado, y también una de las más significativas”, dijo Stern en su cuenta en X.

Machado, señalada de traición a la patria por el gobierno venezolano, se ocultaba en un suburbio de Caracas y debía estar presente el miércoles en Oslo para la ceremonia de recibimiento del galardón.

Dos días antes, el lunes, la operación, planificada durante apenas tres días tras ser solicitada el viernes por aliados de Machado, se comenzó a ejecutar. Salió, con un pelo postizo en la cabeza, de un punto clandestino y acompañada de dos personas, refiere El Financiero.

Junto a sus protectores, abandonó su refugio a bordo de un vehículo y emprendió un trayecto de casi diez horas hasta alcanzar un punto no identificado de la costa caribeña venezolana.

En el recorrido lograron evadir al menos diez puestos de control, avanzando de forma intermitente y bajo estrictas medidas de discreción.

Tras sortear el primer escollo, aborda una pequeña lancha de madera en la que estaba Stern y parte de su equipo rumbo a Curazao, a donde llegó tras 65 kilómetros de trayecto, olas de hasta   5 pies y una incesante lluvia.

Stern confesó que, pese al mal clima, Machado mantuvo el temple durante la travesía y se comportó como uno más de los marinos que iban a bordo.

“Ella estaba bien, ya sabes, la Dama de Hierro. No se quejó ninguna vez, es dura como una roca”, dijo.

Durante un momento, dos F-18 estadounidenses realizaron un sobrevuelo en la zona.

A las 3:40 de la madrugada del martes, la comitiva llegó a Curazao. Desde ahí, Machado abordó un jet con matrícula mexicana que partió hacia Maine, en Estados Unidos, y posteriormente tomó un vuelo chárter con destino a Oslo.

La operación, explicó Stern, fue financiada por donantes privados y no por el Gobierno de Estados Unidos, aunque reconoció que existieron coordinaciones para la protección aérea de los aviones de combate y para el tramo final de la salida desde Maine hacia Oslo.

El veterano admitió además que coordinó de forma no oficial con el Ejército de Estados Unidos para que las autoridades militares conocieran sus posiciones durante el operativo.

Machado no logró llegar a tiempo a la ceremonia de entrega del Premio Nobel de la Paz en Oslo el 10 de diciembre. La complejidad del operativo de salida y los extensos tiempos de traslado internacional impidieron su presencia en el acto oficial, por lo que el galardón fue recibido en su nombre por su hija, Ana Corina Sosa Machado, quien también leyó el discurso enviado por la líder opositora.

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