«No voy a dimitir»: Rubiales recibe apoyo tras escándalo en España

by Gabriel Ortiz |

«Pido disculpas por el contexto en el que se produjo el beso pero era consentido. Me equivoqué pero no es suficiente para sufrir la cacería que estoy sufriendo», dijo.

«No voy a dimitir». Hasta en cinco ocasiones repitió esa frase contundente Luis Rubiales. Subiendo el tono. Liberando toda la presión que ha ido conteniendo desde el domingo. Sintiéndose víctima y no agresor. Denunciando una campaña contra su figura de presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), tras sentir el abrazo e impulso del mundo del fútbol en la Asamblea.

Los aplausos interrumpieron en varias ocasiones el discurso de Rubiales. Con los seleccionadores Luis de la Fuente (absoluta masculina), Jorge Vilda (Absoluta femenina) y Fede Vidal (fútbol sala) en las filas de mayor visibilidad. Escoltados por sus cuerpos técnicos, por técnicos de las categorías inferiores de la selección, con la presencia de Medina Cantalejo, presidente del Comité Técnico de Árbitros.

Hasta 75 asambleístas presentes en el salón Luis Aragonés. Por un momento, en la víspera, se temió no llegar al quórum tras el rechazo de los clubes y de jugadores profesionales. Era necesario superar la mitad de los 140 convocados. Pero el impulso definitivo para el giro en la estrategia de un Rubiales que a la tarde del jueves pensó en dimitir y en la mañana del viernes encontró la fortaleza de seguir en el cargo, lo encontró en el apoyo masivo de las territoriales.

Todas las presentes salvo la navarra, representada por Rafa del Amo, que dimitió del comité femenino entre lágrimas, por su disconformidad con la forma de actuar del presidente de la RFEF en la celebración del Mundial femenino y las decisiones que ha ido adoptando desde entonces en la gestión de la crisis.

Se aferró al cargo Rubiales tras pedir perdón por su comportamiento en el palco y su celebración del éxito más grande del fútbol femenino español, del que dio datos que le respaldan como el presidente que más apostó y le hizo crecer hasta dominar el mundo.

Lejos de hacer ver que siente su cargo amenazado, hasta prometió una renovación de cuatro años a Vilda en voz alta, haciendo públicas cantidades, y reestructuró la parte federativa dedicada al fútbol femenino. Montse Tomé, de ayudante del seleccionador y dirigir la sub’17 a directora deportiva.

El rotundo perdón por su gesto del palco, llevándose las manos a sus partes dirigiéndose a Vilda por el valor que puso el seleccionador en meses de pulso con futbolistas y sin dimitir del cargo, no fue acompañado de la misma contundencia en el beso a Jenni Hermoso.

Rubiales ofreció su versión: «Pido disculpas por el contexto en el que se produjo el beso pero era consentido. Me equivoqué pero no es suficiente para sufrir la cacería que estoy sufriendo».

Dio paso a los ataques más furibundos. Dando nombres y apellidos de antiguos enemigos, de políticos a los que prometió llevar a los tribunales, a la prensa servilista y a la sociedad española por el que entiende «falso feminismo».

El verdadero, apuntó, es el que defienden sus hijas, presentes en el salón y emocionadas. «Hija mía, no llores, tienes que estar tranquila, contenta y orgullosa de quien es tu padre», dijo al interrumpir su discurso.

Las lágrimas no las pudo contener tampoco Luis Manuel Rubiales. Su padre. La persona que no se ha separado del presidente en sus horas más delicadas, en la mayor crisis de las numerosas que ha sufrido en sus cinco años superados en el cargo. Le pidió que se contuviera, «vamos a aguantar el tipo», o no habría forma de que pudiese acabar su alocución.

«Es humildad, estoy dispuesto a ser humillado por defender mi verdad», lanzó entre aplausos tras negarse a dimitir.

La Asamblea General Extraordinaria no fue como ninguna Asamblea precedente de la Federación. No hubo votaciones. Y los puntos del día fueron una puesta en escena de Rubiales de su gestión respaldada por los números.

«De 130 millones a estar por encima de los 400. De 3 millones a 27 en el fútbol femenino. Lo hemos multiplicado por nueve». Rubiales pudo dimitir ante la presión política y popular, pero decidió ‘morir’, ‘matando’. EFE

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