Tegucigalpa, Honduras.– La papeleta del 30 de noviembre será un campo de batalla político. Más de 14,000 hondureños buscan quedarse con apenas 3,064 cargos de elección popular, en unas elecciones 2025 que lo decidirán todo: desde quién ocupará la Casa Presidencial hasta quién administrará el último municipio del país.

El Consejo Nacional Electoral (CNE) maneja una maquinaria valorada en 1,737 millones de lempiras para sostener una jornada que definirá desde la presidencia hasta la última regiduría municipal. Pero si algo está claro, es que en esta competencia habrá muchos más perdedores que ganadores.

El poder presidencial: veinte aspirantes, dieciséis quedarán fuera

En la cima de la pirámide política, el poder se reduce a solo cuatro sillas: la Presidencia y tres Designaciones. Veinte aspirantes buscan ocuparlas, lo que significa que el 80 por ciento de ellos se quedará fuera del círculo del poder.

Cinco nombres figuran en la papeleta presidencial: Tito Asfura (Partido Nacional), Salvador Nasralla (Partido Liberal), Rixi Moncada (Libre), Nelson Ávila (PINU) y Mario Rivera (Democracia Cristiana).
Cada uno lleva consigo su fórmula de tres designados. Solo una de esas cinco combinaciones llegará a Casa Presidencial. Las otras cuatro pasarán a la historia como intentos fallidos en la lucha por el Ejecutivo.

Congreso Nacional: apenas uno de cada cinco logrará una curul

La carrera legislativa es igual de encarnizada. De 1,264 candidatos inscritos para 256 curules, apenas uno de cada cinco podrá sentarse en el hemiciclo.

En términos porcentuales, solo el 20.2 por ciento de los aspirantes tendrá un escaño, mientras el 79.8 por ciento verá el Congreso desde fuera. La proporción es casi idéntica a la del poder presidencial, pero con una diferencia: aquí no hay segundas oportunidades.

Los partidos mayoritarios —Nacional, Liberal y Libre— compiten voto a voto por mantener o arrebatar mayorías en un Congreso donde el cálculo político vale tanto como el respaldo popular.

El Parlacen: 200 buscan 40 asientos, 160 quedarán fuera

En la arena regional, la pelea por el Parlamento Centroamericano (Parlacen) parece menor, pero no menos simbólica.

Solo 40 de los 200 aspirantes —20 propietarios y 20 suplentes— alcanzarán un puesto.

Eso significa que el 80 por ciento quedará fuera, una constante en esta elección de grandes cifras y pocas recompensas. Aunque el Parlacen tiene un peso político limitado, los partidos lo usan como una extensión de su territorio: una vitrina diplomática donde se discuten temas regionales, se premian lealtades y se proyecta poder más allá de las fronteras.

Municipios: más de 12,600 candidatos, solo uno de cada cinco ganará

La verdadera batalla se libra en los municipios. Son 12,644 aspirantes por 2,770 cargos distribuidos en 298 alcaldías, 298 vicepresidencias y 2,174 regidurías.

Traducido a números, solo el 21.9 por ciento logrará un puesto. En otras palabras, más de 9,800 candidatos quedarán fuera. Una marea política que inunda cada rincón del país con promesas, colores y discursos, pero que dejará a la mayoría con las manos vacías.

Las corporaciones municipales son el músculo real del poder territorial. Desde ahí se decide el destino de los presupuestos, las obras, la seguridad local y el contacto directo con la ciudadanía. Quien gana una alcaldía, gana visibilidad y control político; quien la pierde, desaparece del mapa.

Elecciones

El 30 de noviembre, más de 6.5 millones de hondureños elegirán entre un océano de nombres que compiten por cada voto. Pero la saturación también cuenta su propia historia: demasiados candidatos, poca renovación y una lucha feroz por cuotas de poder que apenas alcanzan para unos pocos.

La proporción global es clara: solo el 21.8 por ciento de los más de 14,000 candidatos logrará un cargo, mientras el resto, más del 78 por ciento, quedará fuera del juego político.

Honduras se encamina a unas elecciones donde las matemáticas son tan despiadadas como la política: muchos llamados, pocos elegidos.