La muerte de Byron Ruiz, la captura del Porky, los fantasmas extraviados del juicio de JOH

por Oscar Estrada |

La muerte de Byron Ruiz, la captura del Porky, los fantasmas extraviados del juicio de JOH
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La reciente muerte de Byron Ruiz en Guatemala y la confusa situación sobre la captura de Yulan Adonay Archaga Carías, alias «El Porky», en la isla de San Andrés, han vuelto a poner en el centro del debate los oscuros vínculos entre el narcotráfico y el poder en Honduras. Ambos nombres resurgieron en el juicio contra el expresidente Juan Orlando Hernández en Nueva York, donde fiscales estadounidenses los señalaron como piezas clave en la red que facilitó el tráfico de cocaína a Estados Unidos durante la última década.

Byron Ricardo Ruiz Ruiz, conocido como «El Negro», era un narcotraficante hondureño originario de Olancho. Se le identificaba como un operador logístico de alto nivel que, entre 2010 y 2017, se encargó de coordinar el aterrizaje de avionetas cargadas de cocaína en Olancho, Colón y Gracias a Dios. Desde allí, la droga era enviada a Guatemala y posteriormente a México y Estados Unidos. Ruiz encabezaba una estructura de aproximadamente sesenta hombres, conformada por sicarios, pilotos y operadores logísticos.

En 2015, su nombre apareció en una conversación interceptada durante la Operación Avalancha, donde Archaga Carías “El Porky”, líder de la MS-13 en Honduras, afirmaba que Juan Orlando Hernández había ordenado su ejecución para evitar que colaborara con la DEA. Según la llamada, el gobierno habría asignado un «grupo élite de la policía» para eliminarlo, ya que su captura y posible testimonio representaban una amenaza para el círculo de poder en Tegucigalpa. La operación para capturarlo fue presentada por la policía y se llamó Operación Fujitivo, donde se logró la captura de varios de sus colaboradores y la incautación de algunos bienes. En la misma conversación telefónica de Porky y el viejo Dan, se mencionaba que Ruiz trabajaba también con Manuel «Mel» Zelaya y Porfirio «Pepe» Lobo, expresidentes hondureños, y que tenía una red de gatilleros en un consulado, un punto clave para sus operaciones. También se hizo referencia a “Ronny” (sic) Hernández, supuesto hermano de Juan Orlando, señalándolo como parte del entramado de protección del expresidente.

En marzo de 2018, Byron Ruiz fue capturado en Guatemala y, tras un proceso judicial exprés, fue extraditado a Estados Unidos en 2019. En septiembre de 2021, un tribunal de Nueva York lo condenó a cinco años de prisión por conspiración internacional para distribuir cocaína y uso de aeronaves para el tráfico de drogas. A pesar de su colaboración, no testificó en el juicio contra Juan Orlando Hernández. En junio de 2022 fue liberado tras llegar a un acuerdo con la fiscalía estadounidense.

La liberación anticipada de Ruiz apunta a una colaboración con la DEA y la Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York. En este tipo de casos, los acuerdos de cooperación pueden incluir testimonios contra otros narcotraficantes y políticos corruptos, información sobre estructuras de protección en el Estado hondureño y operaciones encubiertas. La DEA permite que algunos informantes regresen a sus actividades criminales bajo supervisión para ayudar a identificar redes y realizar entregas controladas. Ruiz pudo haber entregado propiedades y activos adquiridos con dinero del narcotráfico como parte de su acuerdo con las autoridades.

Su pronta liberación generó sospechas en el mundo criminal. Tras volver a Guatemala, retomó inmediatamente sus actividades ilícitas. Su asesinato ocurrió el 12 de febrero de 2025 en el kilómetro 22 de la carretera a El Salvador; a pesar de contar con un fuerte operativo de seguridad a su alrededor, a juzgar por los videos que se difundieron en las redes sociales. Según el reporte policial, Ruiz portaba un chaleco antibalas al momento del ataque, sin embargo, recibió una herida en el cráneo producida por proyectil de arma de fuego y otra en el rostro, lo que le causó la muerte inmediata. Queda la duda de si su muerte corresponde a un ajuste de cuentas del mundo criminal por su colaboración con las autoridades norteamericanas o si es consecuencia directa de la captura de El Porky.

El domingo pasado, la noticia de la supuesta captura de El Porky en la isla de San Andrés sacudió a Honduras. Sin embargo, las autoridades hondureñas negaron la veracidad de la información, calificándola como falsa. A pesar de esto, el lunes, el tabloide estadounidense The Mirror de Nueva York volvió a publicar la noticia, generando más dudas sobre la operación. Esta mañana, el periodista y asesor presidencial Milton Benítez, cercano a Manuel Zelaya, publicó un tuit confirmando la captura de El Porky y señalándolo como socio de Juan Orlando Hernández, quien enfrenta la apelación de su juicio en Estados Unidos.

La muerte de Byron Ruiz y la incertidumbre sobre El Porky evidencian que la red del narcotráfico en Honduras sigue operando a pesar de la caída de Juan Orlando Hernández. La relación entre el crimen organizado y la política sigue siendo un tema sin resolver, con múltiples actores que buscan protegerse mutuamente. La historia de Byron Ruiz es un recordatorio de que, en el mundo del narcotráfico, la lealtad es efímera y las alianzas pueden volverse sentencias de muerte. Los fantasmas del juicio de JOH siguen rondando y, con ellos, la sombra de un sistema que aún no termina de desmontarse.

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