La madre soltera no es «proyecto de Dios», afirma el cardenal

por Fernando Guillen |

La madre soltera no es «proyecto de Dios», afirma el cardenal
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Tegucigalpa – El cardenal hondureño Óscar Andrés Rodríguez afirmó este domingo que las ideologías pueden «destruir la familia» y que «la madre soltera no es proyecto de Dios», durante una misa celebrada en la Basílica Menor de Tegucigalpa.

En su intervención, Rodríguez expresó que «si no somos capaces de entendernos como hermanos, no podremos vencer la pobreza galopante que impide a miles, millones de hombres y mujeres, jóvenes y niños, vivir de una manera humanamente digna». También destacó que «las ideologías pueden destruir la familia» y recalcó que «solo esa perniciosa ideología de género está hecha para destruir la familia».

El cardenal instó a los hondureños a centrarse en la unidad familiar, pidiendo que se tomen como ejemplo a «la sagrada familia de Nazaret», y pidió a los padres que no renuncien a la «bella misión de educar a sus hijos».

«La madre soltera no es proyecto de Dios, el proyecto de Dios es la sagrada familia, que cada niña y niño que viene a este mundo tenga papá y mamá», afirmó Rodríguez. A pesar de reconocer la «tristeza» de las madres solteras, subrayó que «una madre soltera tendrá que luchar toda su vida para hacer de padre y madre, y muchas veces esto aumenta la pobreza».

El cardenal también enfatizó la importancia de enseñar a los niños sobre «el proyecto de la sagrada familia», para que puedan crecer «en alegría, paz y reconciliación». Además, destacó algunos de los problemas que enfrenta la familia actual, como la falta de trabajo, las rupturas de pareja y la falta de amor hacia los hijos, lo que causa sufrimiento.

«Todos, hombres y mujeres, necesitamos un hogar donde encontramos el amor y la seguridad para crecer como personas. El amor y la familia son un proyecto de vida de Dios, no la caricatura del mundo que hoy nos quiere presentar», concluyó Rodríguez.

Finalmente, se pronunció por la unidad nacional, afirmando que «todos somos hondureños, no hay amigos ni enemigos, todos somos hijos del mismo padre Dios», y abogó por recobrar la fraternidad en un país marcado por el odio y la confrontación.

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