Brasilia, Brasil.- El juez de la corte suprema Alexandre de Moraes aseguró este martes que el expresidente Jair Bolsonaro buscó instaurar una “verdadera dictadura” en Brasil al intentar impedir la asunción de Luiz Inácio Lula da Silva, durante la apertura de la fase final de sentencia en su histórico juicio por golpismo.

La fiscalía acusa al exmandatario, de 70 años, de liderar una “organización criminal armada” para mantenerse en el poder pese a su derrota electoral en 2022. Bolsonaro, bajo arresto domiciliario desde agosto, no estuvo presente en la sala y su defensa adelantó que no participará en las próximas sesiones.

“Lamentamos que en la historia republicana brasileña se haya intentado de nuevo un golpe de Estado (…) pretendiéndose la instalación de un estado de excepción y de una verdadera dictadura”, declaró Moraes al presentar el informe final del caso. El magistrado subrayó que la corte “ignorará presiones internas o externas”, en alusión a las sanciones de Estados Unidos en su contra y a la tensión diplomática con Washington tras los aranceles impuestos por Donald Trump.

El juicio marca un precedente, ya que es la primera vez que un expresidente brasileño enfrenta acusaciones de golpe de Estado desde el fin de la dictadura militar en 1985. La fiscalía sostiene que el plan incluía un decreto de estado de sitio, así como un esquema para asesinar a Lula, al vicepresidente electo Geraldo Alckmin y al propio Moraes.

La seguridad se reforzó en la plaza de los Tres Poderes de Brasilia, escenario del asalto bolsonarista del 8 de enero de 2023, cuando miles de simpatizantes exigieron una intervención militar.

Tras la intervención de Moraes, corresponde ahora al fiscal general y luego a las defensas de los ocho acusados presentar sus alegatos. Bolsonaro, inhabilitado políticamente hasta 2030, enfrenta hasta 43 años de cárcel por golpe de Estado y abolición violenta del Estado democrático de derecho.

Aunque el expresidente se declara víctima de una “persecución política”, una eventual condena podría derivar en su encarcelamiento inmediato, según fuentes judiciales, y acelerar la disputa por el liderazgo de la derecha brasileña. Lula, con popularidad reforzada en medio de la crisis diplomática con Washington, ya dejó entrever que buscará la reelección en 2026.