Los resultados del Barómetro 2023 son «brutales»: los hondureños no creen en las instituciones públicas, los políticos ni los órganos de justicia, y están dispuestos a cambiar la democracia por estabilidad económica y seguridad.
Corrupción y desconfianza política
El estudio, publicado cada dos años desde 2004 en al menos 26 países de América, se centra en Honduras en tres preguntas fundamentales: identificar el problema más importante, la experiencia con la extorsión y las posibles intenciones de migrar. El 66% de los hondureños considera que los políticos son corruptos. Además, el 74% de la población cree que los votos se cuentan con imparcialidad solo en algunas ocasiones o nunca. El 44% de los votantes teme que no se respete el secreto del voto.
Falta de confianza en el sistema judicial
En Honduras, entre el 3% y el 8% de los casos terminan en condena, revelando un proceso de investigación y denuncia deplorable. Apenas el 51% de las personas están dispuestas a denunciar un robo y un número similar un caso de extorsión. El informe señala que la extorsión y otros crímenes se han normalizado, al punto que el 30% de los hondureños se sienten inseguros en sus casas y solo el 37% confía en el sistema judicial.
Problemas económicos
El 40% de los hondureños confesaron tener problemas para comprar alimentos en un país donde el 64.1% de la población es pobre y el 41.5% vive en extrema pobreza. Para la mayoría de los hondureños, el principal problema del país no es la inseguridad, sino el bajo ingreso de la mayoría.
Conclusiones impactantes
Los resultados son abrumadores, especialmente porque reflejan la percepción generalizada y no una opinión aislada. Expertos aseguran que estos datos representan un juez soberano que se está quejando y es ignorado. La situación económica y la falta de confianza en las instituciones públicas plantean desafíos significativos para Honduras, que debe abordar urgentemente para recuperar la estabilidad y la confianza de sus ciudadanos.