G20 concluye sin acuerdos en energía y economía
by Fernando Guillen |
Río de Janeiro .-Los jefes de Estado y de Gobierno del G20 concluyeron su cumbre en Río de Janeiro sin alcanzar acuerdos definitivos sobre la transición energética ni sobre la propuesta económica de la tasación a las grandes fortunas.
En la declaración final, se expresó la esperanza de un “resultado positivo” en la próxima cumbre climática de Bakú (COP29), pero no se otorgó ningún mandato específico para desbloquear las negociaciones que concluirán este viernes.
Discrepancias sobre financiación climática
Los países en desarrollo exigieron una nueva meta de financiación climática de 1,3 billones de dólares anuales para descarbonizar sus economías, adaptar sus territorios y gestionar las pérdidas por desastres naturales.
Sin embargo, los países desarrollados aún no han presentado una cifra concreta. El futuro de la financiación climática también está bajo incertidumbre, especialmente tras la victoria de Donald Trump, un escéptico del cambio climático, quien asumirá la presidencia de EE.UU. en enero próximo.
Llamado urgente para un acuerdo en Bakú
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, instó a los negociadores a no postergar las decisiones clave para la COP30 en Belém, advirtiendo que la COP29 es la última oportunidad para evitar un colapso irreversible del sistema climático.
Por su parte, António Guterres, secretario general de la ONU, reiteró que el éxito de las negociaciones climáticas está en las manos del G20, subrayando que un fracaso en Bakú tendría consecuencias devastadoras.
El impuesto global a los ultrarricos, una de las propuestas económicas clave de la cumbre, fue tratada de manera ambigua en el documento final debido a la resistencia de países como EE.UU., Alemania y Argentina.
El G20 manifestó su apoyo a la «tributación progresiva» pero no se comprometió a una acción concreta. De acuerdo con la iniciativa brasileña, si los 3.300 multimillonarios del mundo pagaran un impuesto global del 2% sobre sus riquezas, se podrían recaudar entre 200.000 y 250.000 millones de dólares anuales para financiar proyectos contra la pobreza, el hambre y el cambio climático.