Tegucigalpa. En horas de la mañana de hoy martes 2 de diciembre falleció el honorable empresario Emilio Salomon Larach Chehade a sus 96 años. tras varios días de presentar complicaciones de salud en una clínica privada de esta capital.

Su partida deja un gran vacío en el gremio empresarial y en la sociedad hondureña, que quedara marcada por su legado de honestidad, esfuerzo y amor por Honduras.

Durante más de 60 años, el recordado hombre de negocios fue el gerente de Larach & Cia, empresa que fundo y que logro consolidarla como la ferretería más destacada en Honduras.

Nacido un 31 de agosto de 1929 en San Pedro Sula, en el transcurso de estos años Larach se covirtió en un icono de integridad, liderazgo y compromiso social, dejando un legado importante en el sector privado hondureño y en la responsabilidad social empresarial.

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Fiel a sus valores y principios, forjó este patrimonio familiar con su ejemplo de humildad y don de servicio que lo caracterizó siempre, y con el que elevó la reputación de su compañía hasta convertirla en símbolo de la calidad y la ética en el comercio hondureño.

Su velatorio se realizará este martes a partir de las 2:00 de la tarde en la Funeraria María Auxiliadora y para el miércoles está programada una misa de cuerpo presente y su sepelio en Jardines de Paz Suyapa.

El constructor de sueños

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Con su ejemplo de trabajo y honradez, Don Emilio ayudo a construir los sueños de miles de hondureños.

Don Emilio o “Don Castor” como cariñosamente se le conocía entre sus colaboradores, impulsó su empresa con una cultura de trabajo incansable, su energía y esa estrecha conexión que logró establecer con su personal, a quienes siempre les transmitió sus altos valores y compromiso ético que lo hicieron marcar la diferencia en el sector empresarial.

Su legado en Honduras se extendió hasta el ámbito educativo donde también apoyó varias iniciativas con el medio ambiente, deporte e importantes proyectos de sostenibilidad y responsabilidad social.

La memoria del noble empresario será el recuerdo de un hombre lleno de energía, humilde y trabajador que solía visitar cada una de sus tiendas para conocer de cerca las necesidades de sus clientes, intercambiar un cordial saludo y brindar esa atención personalizada que estamparon el sello de calidad en sus establecimientos.

Además de construir su propia empresa, también fue el puente de muchas personas para construir sus sueños, sus hogares y su futuro brindando oportunidades de crecimiento, trabajo y educación para edificar la Honduras que siempre soñó.

Descanse en paz don Emilio, y que brille su luz a través de su ejemplo de generosidad, trabajo y honradez.

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