La subsecretaria de seguridad, Julissa Villanueva, denuncia graves irregularidades en la Policía Nacional. Asegura que altos mandos acosan a jóvenes cadetes y utilizan a reclusas para fiestas privadas. Villanueva exige una “sacudida” en los altos mandos, subrayando que la depuración realizada hasta ahora se quedó corta. Señala que deben revisar la conducta de al menos tres generaciones de oficiales.

“Tenemos que ir al ITP – Instituto Técnico Policial- y ver cómo están los cadetes. Estas muchachas incluso tienen hijos con oficiales”, afirma Villanueva. Revela que las reclusas eran sacadas de la cárcel para las famosas fiestas de la Policía Nacional. Esta situación expone un patrón de abuso y falta de ética que permea en la institución.

En 2016, se creó la Comisión Especial para la Depuración y Transformación de la Policía Nacional, que funcionó hasta 2022. Esta instancia depuró a 6,168 policías a nivel nacional, según un informe de la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ). Sin embargo, el proceso estuvo bajo la dirección de personajes controvertidos, como el pastor Alberto Solórzano, quien solicitó asilo político en EE. UU., y la abogada Vilma Morales, vinculada a actos de corrupción.

Años después de finalizar la comisión, un grupo de policías depurados inició protestas. El 2 de mayo de 2023, intentaron tomar las casetas de peaje en la carretera CA-5, pero la Policía Nacional reprimió la manifestación con gases lacrimógenos y balas de goma. La situación actual refleja la necesidad de una reforma profunda y un cambio real en la conducta de la policía, así como un compromiso para proteger a las jóvenes cadetes y garantizar un ambiente de trabajo seguro y respetuoso.