Cártel de Sinaloa recluta estudiantes de química para producir fentanilo al estilo ‘Breaking Bad’
por Redacción Web |

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En un inquietante reflejo de la serie televisiva Breaking Bad, el Cártel de Sinaloa ha adoptado tácticas similares al reclutar a estudiantes de química de universidades mexicanas para optimizar la producción de fentanilo, un opioide sintético altamente letal y lucrativo.
Esta práctica, detallada en un reportaje de The New York Times, revela cómo los cárteles están transformando las instituciones educativas en semilleros de talento para sus operaciones ilícitas.
Los cárteles han desarrollado métodos de reclutamiento que emulan estrategias corporativas, infiltrándose en universidades y atrayendo a estudiantes con promesas de remuneraciones sustanciales. Según el reportaje, los reclutadores se presentan como empleados de mantenimiento o personal administrativo para acercarse a los estudiantes de química, ofreciéndoles salarios que superan con creces los ingresos de empleos legales en México.
Un estudiante relató que, en su segundo año de carrera, recibió una oferta de 800 dólares como adelanto y un salario mensual equivalente, una suma considerable en comparación con las oportunidades laborales tradicionales en el país.
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El reportaje advierte que el objetivo del Cártel de Sinaloa va más allá de mejorar la producción de fentanilo; buscan desarrollar sus propios precursores químicos para reducir la dependencia de suministros provenientes de China.
Esta independencia les permitiría controlar toda la cadena de producción, desde la síntesis de precursores hasta la distribución del fentanilo. Sin embargo, la síntesis de estos precursores presenta desafíos técnicos significativos. Aunque los estudiantes y ‘cocineros’ han logrado aumentar la potencia del fentanilo producido localmente, aún no han conseguido sintetizar los precursores esenciales.
Las autoridades estadounidenses advierten que, de lograrlo, se iniciaría una nueva y alarmante fase en la crisis del fentanilo, exacerbando la epidemia de opioides en Estados Unidos.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha desestimado las afirmaciones del reportaje, comparándolas con la trama de Breaking Bad. Sheinbaum afirmó que el gobierno no tiene conocimiento de tales casos y que, hasta el momento, no existen informes oficiales que los confirmen.
Sin embargo, esta postura ha sido criticada por quienes señalan una falta de estrategia integral para combatir el narcotráfico y la producción de drogas sintéticas en el país.
Paralelamente, Estados Unidos ha intensificado sus esfuerzos para frenar el flujo de fentanilo y sus precursores. En abril de 2023, la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) sancionó a dos empresas y cuatro individuos en China por suministrar precursores químicos para la producción de fentanilo a cárteles en México.
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Estas medidas reflejan la creciente preocupación por la participación de actores internacionales en la cadena de suministro de opioides sintéticos.
La participación de estudiantes universitarios en la producción de fentanilo pone de manifiesto las complejas dinámicas sociales y económicas que enfrentan los jóvenes en México.
La falta de oportunidades laborales bien remuneradas y la precariedad económica los hacen vulnerables a las ofertas de los cárteles, que prometen ingresos superiores a los del mercado laboral formal. Esta situación refleja una crisis estructural donde el crimen organizado se presenta como una alternativa viable para el desarrollo económico individual.
La analogía con Breaking Bad no es fortuita. Al igual que en la serie, donde un profesor de química se involucra en la producción de metanfetaminas, en la realidad mexicana, estudiantes y profesionales de la química son cooptados para fabricar fentanilo.
Sin embargo, a diferencia de la ficción, las consecuencias aquí son tangibles y devastadoras, contribuyendo a una crisis de salud pública que trasciende fronteras.
La capacidad de los cárteles mexicanos para reclutar talento académico y avanzar hacia la producción autónoma de precursores químicos tiene profundas implicaciones para la seguridad nacional y la salud pública en el continente.
Si los cárteles logran sintetizar estos precursores de manera independiente, podrían aumentar significativamente la producción de fentanilo, intensificando la epidemia de opioides en Estados Unidos, donde el fentanilo es responsable de miles de muertes por sobredosis cada año.
Además, la producción local de precursores dificultaría los esfuerzos internacionales para controlar el flujo de sustancias químicas utilizadas en la fabricación de drogas sintéticas. La cooperación internacional, especialmente con países como China, ha sido fundamental para imponer restricciones a la exportación de estos químicos.
Sin embargo, si los cárteles mexicanos logran producirlos internamente, estas medidas podrían volverse ineficaces, complicando aún más la lucha contra el narcotráfico.
La crisis del fentanilo ha llevado a Estados Unidos a buscar la cooperación de México y China para frenar el flujo de precursores y la producción de la droga. En abril de 2023, México y Estados Unidos acordaron intensificar la lucha contra el tráfico de fentanilo, solicitando la colaboración de China para detener el envío de precursores químicos.
Sin embargo, la respuesta de China ha sido ambigua, afirmando que no existe un problema de tráfico ilegal de fentanilo hacia México y que no ha recibido notificaciones de incautaciones de precursores por parte del gobierno mexicano.
Esta falta de consenso y cooperación efectiva entre las naciones involucradas dificulta la implementación de estrategias integrales para combatir la producción y distribución de fentanilo.
La complejidad de las cadenas de suministro de precursores químicos y la sofisticación de las operaciones de los cárteles requieren una respuesta coordinada y multifacética que aborde tanto la oferta como la demanda de opioides sintéticos.
El reclutamiento de estudiantes de química por parte del Cártel de Sinaloa para la producción de fentanilo representa una alarmante evolución en las tácticas del narcotráfico en México.
Esta estrategia no solo representa un peligro inmediato para la salud pública, sino que también subraya la capacidad de los cárteles para adaptarse y evolucionar en respuesta a las restricciones impuestas por los gobiernos y las organizaciones internacionales.
Este problema no es solo un desafío para México o Estados Unidos; es una crisis global que requiere una respuesta coordinada y sostenida. El tiempo es un factor crítico, y cada día que pasa sin acciones contundentes aumenta el costo humano y social de esta devastadora epidemia de opioides.
La analogía con Breaking Bad puede captar la atención del público, pero la realidad es que el drama que se desarrolla en las universidades mexicanas tiene consecuencias que ningún guionista podría imaginar.
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