En el informe 2024 de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) sobre el consumo de drogas, se destaca la hegemonía del Cártel Jalisco Nueva Generación y el Cártel de Sinaloa en los 50 estados de Estados Unidos. Estas organizaciones eliminan la competencia en las calles y controlan la distribución de drogas. En 2023, la DEA incautó el triple de droga que en 2021, equivalente a 79 millones de pastillas de alucinógenos, sumando un total de 13 mil kilogramos.
La DEA resalta el cambio de drogas de origen vegetal a drogas de origen químico, específicamente fentanilo. En 2022, 784,225 personas fallecieron por sobredosis, un 51% más que en 2021. En cuanto al valor de las drogas y dinero, la DEA no puede cuantificarlo con precisión, pero estima que involucra a miles de millones de personas en el mundo.
Una parte importante de la operación de los cárteles mexicanos es su presencia en 40 países, su capacidad de distribución en al menos tres continentes y sus vínculos comprobables con cúpulas políticas. Un ejemplo es el del expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, quien enfrentará su sentencia tras ser encontrado culpable de tres delitos relacionados con narcotráfico.
Según el informe de la DEA, la violencia con la que operan estos cárteles, sumado a sus millonarios ingresos, los convierte en unas de las organizaciones más peligrosas del mundo. Las drogas que comercializan van desde vegetales como marihuana y cocaína hasta sintéticas como fentanilo, droga que ha hundido a Estados Unidos en la llamada crisis de drogas.
Antecedentes:
El Cártel de Sinaloa, una de las organizaciones criminales más poderosas y longevas de México, actor clave en el tráfico de drogas hacia Estados Unidos durante décadas. Sus operaciones abarcan la producción, transporte y distribución de grandes cantidades de marihuana, cocaína, metanfetaminas y opioides sintéticos como el fentanilo. El Cártel Jalisco Nueva Generación, aunque más reciente, ha ganado rápidamente terreno, compitiendo directamente con el Cártel de Sinaloa por el control de rutas y mercados clave.
Juan Orlando Hernández, expresidente de Honduras, se ha visto implicado en escándalos de narcotráfico que involucran directamente a estos cárteles. En 2022, la justicia estadounidense lo acusó de colaborar con el narcotráfico, utilizando su posición política para facilitar el movimiento de drogas a través de Honduras y hacia Estados Unidos. La DEA documentó múltiples transacciones y reuniones entre Hernández y líderes del narcotráfico, confirmando su papel en esta red criminal.
El impacto de estos cárteles en la salud pública y la seguridad en Estados Unidos es devastador. El fentanilo, una droga sintética extremadamente potente, ha exacerbado la crisis de sobredosis en el país, con cifras de mortalidad que siguen aumentando año tras año. La DEA continúa sus esfuerzos para desmantelar estas organizaciones, pero la complejidad y el alcance de sus operaciones representan un desafío significativo para las autoridades.
En resumen, el informe de la DEA subraya la grave amenaza que representan los cárteles mexicanos, no solo por su control del tráfico de drogas, sino también por sus conexiones con figuras políticas y su capacidad de operar a nivel internacional. La vinculación de Juan Orlando Hernández con el Cártel de Sinaloa evidencia la profundidad de la corrupción y la complicidad en el narcotráfico, aspectos cruciales para entender la magnitud de esta crisis.