EE.UU.- La Corte Suprema de Estados Unidos ratificó una ley federal que prohíbe a individuos sujetos a órdenes de alejamiento por violencia doméstica poseer armas de fuego. Con un voto de ocho contra uno, los jueces revocaron un fallo de un tribunal de apelaciones que había declarado inconstitucional dicha ley.

El presidente del tribunal, John Roberts, enfatizó que cuando un tribunal determina que una persona representa una amenaza creíble para la seguridad física de otra, puede temporalmente desarmarse conforme a la Segunda Enmienda.

Esta decisión marca un hito en la protección de las víctimas de violencia doméstica, garantizando que puedan mantenerse las restricciones que existen desde hace décadas para salvaguardar su seguridad y la de sus familias.

Restricciones a las armas

El presidente Joe Biden expresó su satisfacción con el fallo, destacando que las supervivientes de la violencia doméstica seguirán teniendo acceso a protecciones fundamentales. En un comunicado, afirmó su compromiso de avanzar en mayores restricciones a las armas para fortalecer la seguridad de las mujeres.

Este caso representa el primer examen del derecho a portar armas por parte de la Corte Suprema desde su decisión el año pasado, donde reconoció el derecho de los ciudadanos a llevar armas en espacios públicos.

En ese dictamen, el tribunal subrayó la importancia de autorizar solo excepciones «razonables» al derecho consagrado en la Segunda Enmienda, basándose en precedentes históricos de la regulación de armas de fuego desde finales del siglo XVIII y del XIX.

El fallo de un tribunal de apelaciones ultraconservador en marzo, que declaró inconstitucional la ley federal que prohibía poseer armas a personas con órdenes de alejamiento, fue desestimado por Roberts, quien señaló que algunos tribunales malinterpretaron la metodología utilizada en los casos recientes sobre la Segunda Enmienda.

Esta decisión de la Corte Suprema refuerza el marco legal existente para proteger a las víctimas de violencia doméstica y subraya la importancia de aplicar restricciones que se ajusten a la historia y tradiciones de la regulación de armas en Estados Unidos.