Tegucigalpa, Honduras. – El nuevo Congreso Nacional empieza a dibujarse como un tablero de ajedrez político en el que las piezas vuelven a moverse a favor del Partido Nacional. Con el corte de las 3:00 de la tarde del 1 de diciembre de 2025, los datos preliminares del Consejo Nacional Electoral colocan a ese instituto como la bancada más numerosa para la legislatura que entrará en funciones el 25 de enero de 2026.

En esta carrera legislativa, el Partido Nacional acumula 50 diputaciones propietarias, una ventaja que lo posiciona estratégicamente para intentar articular mayorías en un hemiciclo donde ninguna fuerza logra, por sí misma, el control absoluto. El Partido Liberal se mantiene firme en la segunda línea, con 40 escaños, consolidando su peso dentro del clásico bipartidismo hondureño.

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Libre, por su parte, se queda con 34 curules, un retroceso notable si se compara con el dominio que ejercía en el Congreso saliente. En el bloque minoritario, PINU y Democracia Cristiana mantienen dos diputaciones cada uno, pequeñas pero potencialmente decisivas si el tablero se inclina hacia negociaciones milimétricas.

Al ver esta composición competencia no vino acompañada de saltos bruscos sino de un reacomodo que favorece al nacionalismo. En este escenario, la gobernabilidad dependerá de pactos, alianzas y jugadas tácticas entre las fracciones, que ya empiezan a ensayar movimientos anticipados.

Aunque la transmisión oficial continúa en desarrollo, el panorama actual traza una tendencia clara: el regreso del bipartidismo como eje de poder y un Libre con protagonismo menguado respecto a la legislatura anterior.

La carrera no termina y las cifras pueden ajustarse, pero este corte ya perfila la nueva correlación de fuerzas que dominará el tablero político hondureño.