Avión de Lanhsa continúa hundiéndose y complica la investigación del accidente
por Redacción Web |

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Tegucigalpa. La investigación del accidente del avión Jetstream 32 de la empresa Lanhsa, que cayó este lunes 17 de marzo en aguas de Islas de la Bahía, Caribe hondureño, y causó la muerte de 12 personas, se ha complicado porque la aeronave ha seguido hundiéndose, según una fuente de la Agencia Hondureña de Aeronáutica Civil (AHAC).
Cuando impactó, a los pocos segundos de despegar del aeropuerto Juan Manuel Gálvez, el fuselaje se partió en dos y descendió hasta quedar en una especie de ladera a 130 pies (39 metros) de profundidad. Con el paso del tiempo, su hundimiento ha sido continuo.
“El día que cayó estaba a unos 130 pies (39 metros), luego, el martes, a 150 (45 metros) y ayer ya casi a 200 pies (60 metros)”, indicó el subdirector de la AHAC, Jorge Corrales.
Corrales calculó que, si los restos no son recuperados, terminarán en el lecho marino, a unos 300 pies, aproximadamente 91.4 metros de profundidad.

La Comisión Investigadora de Accidentes e Incidentes de Aviación, que depende de la Secretaría de Defensa, espera la llegada de una delegación de BAE Systems, conformada, entre otros, por representantes de British Aerospace, del Reino Unido, fabricante del Jetstream 32, para determinar si es posible reflotar el avión y luego inspeccionar sus partes.
“Entre más profundo esté el avión, más tecnología se requerirá para sacarlo. No es lo mismo extraer una aeronave pequeña que esta, con capacidad para 18 pasajeros, que pesa entre 18,000 y 20,000 libras solo la estructura”, remarcó Corrales.
En una investigación de un accidente aéreo, el fabricante proporciona información técnica detallada sobre la aeronave, incluyendo su diseño, sistemas de control, motores y procedimientos de operación, además de asesorar en el mantenimiento.
También participa en la recuperación y análisis de restos, examinando componentes clave como motores, sistemas hidráulicos y estructuras para identificar posibles fallos mecánicos.
No tiene «caja negra»
Asimismo, colabora en el análisis de las cajas negras, aportando conocimientos técnicos sobre el funcionamiento del registrador de datos de vuelo (Flight Data Recorder, FDR), conocido popularmente como la «caja negra», y el registrador de voz de cabina (Cockpit Voice Recorder, CVR). En el caso del Jetstream 32, este no cuenta con «caja negra», sino solo con el CVR.
A juicio del subdirector de AHAC, la información del CVR aportará poco a la investigación, pues solo se escuchará que el piloto pidió autorización para alzar vuelo a la torre de control y esta, a las 6:18 de la noche, le dio el visto bueno.
Corrales confirmó que el avión, en su proceso de despegue, recorrió unos 700 metros de pista y luego se elevó.
No obstante, cuando todavía estaba encima de la calzada, que mide unos 1,200 metros, hizo un giro brusco, presuntamente por el fallo de uno de sus motores.
Esto hizo que cayera cuando tenía poca altura y distancia de la terminal, lo que, asegura, contribuyó a que hubiera cinco sobrevivientes.
«Si tiene mayor altura, nadie sobrevive. Pegar en el agua a esa altura es como pegar en el cemento», aseveró.
En el proceso investigativo, además de la revisión de la aeronave, la comisión toma declaraciones al personal del aeropuerto de donde despegó la nave, a funcionarios de aeronáutica, así como al operador y posibles sobrevivientes. También recolecta videos del despegue.
Un primer informe preliminar es presentado un mes después del accidente, mientras que el definitivo puede tardar hasta un año.
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