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Tegucigalpa, Honduras.- Aunque no fue de la magnitud que se esperaba, la audiencia de Midence Oquelí en Estados Unidos dejó un sismo político en Honduras y debilitó los testimonios de «El Cachiro» al descubrir un celular con el que verificaba crímenes y daba instrucciones a su hermano.

El pasado jueves comenzó la audiencia del exdiputado del Partido Liberal, quien se declaró culpable de tener vínculos con el narcotráfico. Este lunes fue el segundo día, pero culminó con la noticia de que el narcotraficante preso en Estados Unidos, Devis Leonel Maradiaga, tenía un teléfono oculto.

Jueves, día 1: Tripartidismo salpicado

Pago de sobornos a políticos del tripartidismo, asesinatos y operaciones para recibir cargamentos de cocaína en pistas clandestinas, y lavado de activos fueron algunas de las revelaciones de Devis Leonel Rivera Maradiaga, cabecilla del Cartel de Los Cachiros, durante una audiencia de pruebas del exdiputado Midence Oquelí Martínez Turcios.

Durante la audiencia, que se extendió por más de cinco horas, entre la evacuación de pruebas documentales se presentaron registros y artículos de prensa, y el testimonio de «El Cachiro», que evidenció que el acusado jugó un papel clave durante la conspiración de tráfico de drogas del poderoso cartel implicado en el asesinato de 78 hondureños.

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A lo largo del testimonio, Rivera ratificó que pagó millonarios sobornos a políticos del Partido Nacional, Partido Liberal y Partido Libertad y Refundación (Libre) para financiar campañas políticas. Los narcotraficantes incluso se pusieron de acuerdo para cabildear la elección de la presidencia del Congreso Nacional en 2024.

Día 2: El Cachiro y su teléfono

En la audiencia de Midence Oquelí por narcotráfico, se descubrió que Devis Leonel Rivera Maradiaga, conocido como «El Cachiro», usó un teléfono no autorizado en la cárcel para instruir a su hermano Javier sobre qué decir en sus interrogatorios.

Además, corroboraba las fechas de los crímenes que cometió para que sus testimonios fueran creíbles.

Este lunes concluyó la audiencia de facto en el caso del exdiputado liberal hondureño Midence Oquelí.

Durante el interrogatorio final, la abogada defensora Kristen Santillo puso en entredicho la credibilidad de Rivera Maradiaga al resaltar que, mientras se encontraba en prisión, tuvo acceso a un teléfono no reportado.

Con el dispositivo, Rivera reconoció que mantuvo comunicación constante con su familia durante varios meses, solicitándoles corroborar fechas y detalles específicos de los crímenes que posteriormente mencionaba en sus declaraciones ante las autoridades.

La defensa también reveló que Rivera utilizó este medio para instruir a su hermano, Javier Rivera, sobre la información que debía confirmar durante sus interrogatorios, lo que plantea dudas sobre la autenticidad y coherencia del testimonio ofrecido.

Al comunicarse con su familia y dar instrucciones a su hermano sobre qué información debía confirmar durante los interrogatorios, se sugiere que los detalles de sus declaraciones pudieron ser manipulados o fabricados para beneficiar su posición como testigo colaborador.

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