POR: Miguel Cálix Cueva

Es oficial: la novelista hondureña Argentina Díaz Lozano fue la primera mujer centroamericana nominada al Premio Nobel de Literatura.

El pasado 18 de junio se hizo pública la lista de nominados al Nobel de Literatura de 1974, tras permanecer en secreto durante cincuenta años, tal como lo estipula el reglamento de la Fundación Nobel. Es esta institución la que, junto con la Academia Sueca, se encarga desde 1901 de otorgar el galardón al escritor vivo que haya producido una obra literaria de valor excepcional. Profesionales del ámbito de las letras, tales como profesores, escritores y miembros de academias de la lengua de todo el mundo, proponen candidaturas cada año, a partir de febrero, para que la Academia Sueca delibere y determine quién, a través de sus escritos, ha aportado “un beneficio mayor para la humanidad”, según las palabras de Alfred Nobel, a partir de cuyo testamento fueron creados los cinco premios que llevan hoy su nombre y que se entregan cada diciembre.

En 1974, el veredicto declaró ganadores a dos escritores suecos, Eyvind Johnson y Harry Martinson, una decisión que desató fuertes críticas en el mundo literario, con muchos acusando a la Academia de favorecer injustamente a autores de nacionalidad sueca, poco conocidos fuera de su país. Con un total de 188 entradas, la nómina de ese año estaba compuesta por novelistas, poetas y dramaturgos de todo el mundo, incluyendo a futuros ganadores como el mexicano Octavio Paz (1992), el japonés Kenzaburō Ōe (1994) y la británica Doris Lessing (2007), destacándose además por contar con el mayor número de mujeres nominadas hasta entonces: un total de diez.

Entre esas plumas ilustres se encontraba la novelista y periodista hondureña Argentina Díaz Lozano, propuesta en dos ocasiones por los profesores guatemaltecos Luis Antonio Díaz Vasconcelos y José Luis Cifuentes. Esto la convierte oficialmente en la primera (y, hasta la fecha, la única) mujer de origen centroamericano nominada al prestigioso galardón, poniendo así fin a años de especulación que sostenían tal afirmación. Con ello, pasa a engrosar la larga lista de escritores que nunca lo obtuvieron, como León Tolstói, Marcel Proust, James Joyce o Jorge Luis Borges, uno de sus compañeros de nómina.

Argentina Bueso Mejía nació en Santa Rosa de Copán el 5 de diciembre de 1912. Tras graduarse de periodismo en la Universidad de San Carlos de Guatemala, contrajo matrimonio en 1929 con Porfirio Díaz Lozano, cuyos apellidos adoptó para firmar sus obras. Paralelamente a su producción literaria, de la que destacan las novelas como _Peregrinaje_ (ganadora del Concurso Iberoamericano de Novela de 1944, patrocinado por la Unión Panamericana, antecesora de la actual Organización de Estados Americanos), _Mayapán_ y _Mansión en la bruma_, y que le valió en 1968 el Premio Nacional de Literatura Ramón Rosa, ejerció el periodismo en Guatemala, donde mantuvo la popular columna “Jueves Literarios” en los diarios _La Hora_ y _Prensa Libre_. Asimismo, participó activamente en el movimiento por los derechos de las mujeres en Honduras, representando al país en el Primer Congreso Interamericano de Mujeres, celebrado en Ciudad de Guatemala en 1947. Falleció el 13 de agosto de 1999 en Tegucigalpa, mas su obra, merecedora de la admiración y el reconocimiento de sus coterráneos, como nos lo recuerda la Academia Sueca, sigue viva, y forma parte fundamental del legado cultural hondureño.

A día de hoy, sólo cinco escritores latinoamericanos han recibido el Premio Nobel de Literatura: Gabriela Mistral (Chile, 1945), Miguel Ángel Asturias (Guatemala, 1967), Pablo Neruda (Chile, 1971), Gabriel García Márquez (Colombia, 1982) y Mario Vargas Llosa (Perú, 2010). En comparación, Francia ostenta el récord con 16 laureados, seguida de Estados Unidos y el Reino Unido, ambos con 13; Alemania, con 9; y Suecia, con 8, incluidos los dos premiados en la edición de hace cincuenta y un años.