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TEGUCIGALPA.- Apenas pudo dormir una hora en los últimos dos días, su teléfono no para de sonar, periodistas nacionales e internacionales le han llamado interesados en conocer su testimonio, quieren que les cuente, ¿Cómo hizo para rescatar a las personas del avión accidentado en Roatán?.

A todos los atendió, pero cada vez que cuenta la historia recuerda como ante sus ojos la vida de algunos hondureños se perdía, agradece desde el fondo de su corazón que lo consideren un héroe.

Más aún cuando en las vísperas del día del padre en la escuela, a su pequeña hija la recibieron con un aplauso en reconocimiento por lo que el hizo y que sin dudarlo dos veces «lo volvería a repetir sin pensarlo jamás».

Atrás del traje de héroe se esconde un hondureño humilde originario con orgullo de Roatán, tierra que lo vio nacer y de la que no se a despegado jamás, lleva la playa y la arena estampada en su corazón.

Su amor se llama Alaia es su hija, en honor a ella su pequeña embarcación que rompió olas para llegar al avión que se hundía rápidamente y que sirvió para rescatar a las personas lleva el mismo nombre, la compró con esfuerzo el año pasado, nunca se imaginó que tenerla iba significar esa gran responsabilidad.

Alemán tiene 30 años trabaja en el puerto en la atención al cliente para las personas que van utilizar cruceros, lleva la cordialidad tatuada en su cuerpo con el ADN de tratar bien a los foráneos, le gusta servir, es la primera vez que participa en un rescate pero no la primera que le tiende la mano a un extraño.

Tiene tres hermanos, como el ombligo él está en medio, vive en unión libre desde hace un par de años con una bella mujer que a estas alturas está orgullosa de atender a un hombre que sin medir el peligro tiene el coraje y la valentía para ayudar a los demás.

Agradece a las personas los mensajes de apoyo, en su interior reconoce que logró cosas importantes, está encomendado a Dios, hoy zarpó de nuevo en su barco Miss Alaia por el arrecife de Roatán, no pudo evitar llorar, recordar es vivir, pero por momentos el héroe prefiere olvidar.