Niña, la perrita guardiana de los sueños de una familia migrante
by Franklin Rapalo |
Niña ha superado obstáculos y peligros en su travesía desde Venezuela hasta Honduras, convirtiéndose en un símbolo de lealtad y valentía en medio de su viaje migratorio.
En los bulliciosos bajos del Congreso Nacional, cerca del pintoresco parque central de Tegucigalpa, una escena inusual nos llamó la atención.
Niña, una perrita mestiza, mezcla entre lobo, siberiano y pitbull, de color negro, con un año y dos meses de edad, de ojos azul cielo, corría alegremente entre un grupo de niños mientras un conjunto de adultos la vigilaba.
Pero Niña no es una perrita común, es la compañera fiel de una familia de migrantes venezolanos que emprendieron una travesía extraordinaria en busca de un futuro mejor.
Inseparables
Yurianly Camacho, la dueña de Niña, compartió con nosotros la historia de su valiente perrita y su viaje desde Maracay, Aragua, Venezuela, hasta Honduras y que continuará hasta Estados Unidos.
«La perrita se llama Niña», nos dice Yurianly con una sonrisa. «Cruzó la selva del Darién sola, sin que la agarráramos, pasó los ríos y todo», narra con asombro en su voz.
La travesía es todo menos sencilla. La familia completa viaja desde hace un mes, enfrentando obstáculos y desafíos en el camino.
«El camino ha sido un poco rudo, pero lo hemos logrado, vamos bien«, continúa Yurianly. Pero Niña ha sido una compañera inquebrantable.
«Ella se ha portado perfectamente, es tranquila porque es criada con mucho amor«, agrega con orgullo. «Ella es como un integrante más de la familia«.
Desafíos en el camino
Viajar con una mascota en medio de la migración presenta sus propios retos. En varias terminales, han enfrentado problemas al intentar llevar a Niña consigo.
«Nos dicen que la dejemos y no, yo prefiero esperar el tiempo que sea necesario, pero me traigo a mi perra», afirma Yurianly con determinación.
En Costa Rica, la situación se complicó aún más, ya que en muchas ciudades está prohibido viajar con perros en los autobuses, lo que obligó a la familia a pagar un taxi desde la capital hasta la frontera.
La travesía de Niña incluyó momentos de peligro en la selva del Darién, donde tuvo que dormir en las carpas con sus dueños para protegerla de posibles ataques de otros animales. pero su espíritu valiente nunca flaqueó.
Aunque el camino aún es largo, la familia Camacho tiene planes claros para el futuro.
«Cuando lleguemos a México, tendremos que pasarla a ella primero a Estados Unidos, buscar la manera de que alguien nos haga el favor o pagar para que la pasen y un familiar me la reciba allá, luego yo haré mis trámites», explica Yurianly con esperanza en sus ojos.
La historia de Niña y la familia Camacho es un testimonio conmovedor de la determinación y el amor que pueden llevar a cabo en un viaje migratorio.
En medio de la incertidumbre y los desafíos, Niña se ha convertido en un símbolo de lealtad y valentía, una perrita que ha conquistado los corazones de todos los que han tenido el privilegio de cruzarse en su camino.
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