Condena Tigre Bonilla
coondena tigre bonilla


El juez Kevin Castel ignoró los ruegos de piedad del exgeneral Juan Carlos «Tigre» Bonilla y le dictó una sentencia de 19 años de prisión por delitos relacionados con narcotráfico. Bonilla, conocido por su porte militar y su papel en la «limpieza social,» fue acusado por organizaciones de derechos humanos de liderar una campaña que resultó en un sinnúmero de desapariciones. Sin embargo, fue el crimen señalado por el Departamento de Justicia de los Estados Unidos el que finalmente lo hundió.

Durante la audiencia de lectura de sentencia, Bonilla pidió clemencia: «Tengo una hija de cinco años. Necesito verla. Ten compasión de mí. Las cárceles son terribles en el país. Me baño sólo una vez por semana.» A pesar de su súplica, el juez Castel mantuvo su decisión de imponer una sentencia severa qué según la defensa es una cadena perpetua considerando que Bonilla tiene 64 años de edad.

El Departamento de Justicia de los Estados Unidos acusó a Bonilla de ser el brazo armado de los Hernández Alvarado, vinculándolo como autor intelectual del asesinato del exnarcotraficante Franklim Arita y sus tres guardaespaldas en Copán en 2011. Este crimen, cometido con un lanzagranadas y varias armas M-16, llamó la atención de los investigadores. La fiscalía del Distrito Sur de Nueva York sostuvo que Bonilla permitió que su adicción al poder y la violencia dominara su vida, perjudicando a innumerables familias.

A pesar de un acuerdo entre la fiscalía y Bonilla, la audiencia no fue fácil para el exgeneral, conocido en Honduras por su mano dura. El juez Castel subrayó que los actos de Bonilla fueron más que un error; fueron una forma de vida destructiva. Otros involucrados en estos delitos tampoco regresarán a casa con sus familias debido a las consecuencias de sus acciones.

La sentencia de Bonilla destaca la severidad con la que los crímenes de violencia y corrupción son tratados en la justicia estadounidense, especialmente cuando están vinculados a figuras de poder que abusan de su autoridad para cometer actos atroces.

El crimen que hundió a Bonilla y su conexión con los Hernández Alvarado marcan un punto crucial en la lucha contra la corrupción y la impunidad en Honduras. La colaboración internacional en la investigación y persecución de estos crímenes demuestra el compromiso de diversas instituciones para llevar justicia a las víc

por Tania