Chile reconocimiento
Chile reconocimiento

Algunos de ellos son publicistas, otros enfermeros, estudiantes y hasta bomberos. Leen sus rezos en enoquiano y avéstico y promueven el respeto, la libertad, la intelectualidad, y principalmente, no buscan imponer su creencia a otros. Incluso se declaran contra el maltrato animal, por lo que ninguna bestia será sacrificada. El Templo de Satán: Satanistas y Luciferinos de Chile presentó este martes ante el Ministerio de Justicia su Acta Constitutiva para ser reconocidos legalmente como asociación religiosa.

De concretarse su petición, la organización marcaría un hito al convertirse en el primer culto de esta naturaleza reconocido en Latinoamérica. En un comunicado que funge también como declaración de principios, sus líderes señalaron que “con este registro pretendemos diferenciarnos de conventículos y cultos no reconocidos que, con sus prácticas y sus acciones, dañan la imagen de las tradiciones paganas en lo general y del satanismo en lo particular”, según consigna un reportaje de Biobío Investiga.

“Esto no es un devaneo o un dislate: es el resultado de muchos años de trabajo coordinado, juntas, reuniones, visitas con abogados, discusiones, intercambios de ideas y más”, agregaron, con buena letra.

En cuanto a sus directrices, aseguraron estar “en contra del maltrato animal, en todas sus modalidades. También, estamos en contra de que ministros de culto intenten imponer sus visiones dogmáticas en asuntos de gobierno o de leyes que solo competen a una sociedad laica decidir (…). En consonancia con las leyes internacionales, nuestro país también garantiza la libertad de culto. Vivimos en un país laico, secular y de respeto a las leyes”, remarcó su directiva.

Así las cosas, los satanistas chilenos no adoran al diablo ni juegan a la ouija. Siguen la orientación del Templo Satánico de Estados Unidos, que en 2019 fue reconocido por la oficina de recaudación de impuestos de Estados Unidos (IRS). Nacido en ciudades como Detroit y Salem, el Templo Satánico promueve el ateísmo y la estricta separación entre iglesia y estado. Algunos aún recuerdan su protesta en Little Rock, Arkansas, en 2018, cuando intentaron erigir una figura de Baphomet, uno de los tantos nombres de Satán.

Se convertirían en el primer culto de esta naturaleza reconocido en Latinoamérica.

por Tania