Tegucigalpa, Honduras. – A las 6:00 de la tarde, los pasajeros recibieron la indicación de abrocharse los cinturones. En pocos minutos, la avioneta con destino a La Ceiba, Atlántida, despegaría desde Roatán, Islas de la Bahía, con 18 personas a bordo.

Aproximadamente a las 6:05 p. m., la aeronave ya estaba en posición de despegue. Sin embargo, en los siguientes cuatro minutos, el destino tomó un giro inesperado.

El vuelo tenía una duración estimada de solo 10 a 15 minutos.

La avioneta Jetstream 41 despegó, pero a las 6:09 p. m., tras solo unos segundos en el aire, se precipitó al mar.

Tras el mortal amarizaje, un valiente pescador logró rescatar a algunas personas.

Las aguas del Caribe estaban oscuras, pues el sol ya se había ocultado y la noche había caído.

Con el paso de los minutos, las luces de las patrullas policiales y las unidades de bomberos comenzaron a reflejarse en el mar mientras se desplegaban las labores de rescate.

Comenzó entonces la búsqueda de sobrevivientes, personas que, apenas minutos antes, probablemente se habían despedido de sus familias en el aeropuerto Juan Manuel Gálvez de la isla caribeña.

Equipos de socorro trabajaban para recuperar los cuerpos de las aguas oscuras y trasladar a los heridos a un centro asistencial.

En medio del desesperado rescate, y debido a la urgencia de salvar vidas, algunos socorristas dejaron caer accidentalmente a heridos que eran trasladados en camillas hacia las ambulancias, debido a lo irregular del terreno y la oscuridad de la noche.

De las 10 personas que fueron llevadas a un hospital, al menos 6 fallecieron, según el último reporte de las autoridades.

Hasta las 8:20 p. m., dos horas después de la tragedia, 10 personas habían sido atendidas en un hospital y ya se coordinaba el traslado aéreo de los heridos a San Pedro Sula, Cortés.

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